viernes, 18 de marzo de 2011

¡Salud!

Los viernes despues de salir del trabajo no hay mejor plan que tomarnos una cerveza en un bar pequeño que tiene en sus paredes afiches de Los Beatles, pero que nunca pone canciones de ellos. Ya superada la etapa del vino en caja en los parques y las guitarras ebrias que tocaban canciones, también ebrias, de Silvio, Chico César, Pedro Aznar y Pedro Guerra, no estaba mal volver a escuchar Aerosmith, Velvet Revolver, The Police, Michael Jackson, etc., y pegarse a las polas, es que ellas son las diosas de la amistad y de las noches para hablar mierda, son el preámbulo a una sesión de risas y brindis, de los shots de tequila, cuando hay plata, y de los pensamientos melancólicos. Cuando llega una jarra a la mesa se chocan los vasos para celebrar que el universo conspiró y que nos ha puesto ahí para ver al mundo más amable.
Tomando cerveza he subido varios kilos, los jeans me quedan apretados, pero también he vivido noches increibles, porque las cervezas son como unos lentes de sol que te ponen a ver de color rosa la vida, son y seguirán siendo mis compañeras de momentos para compartir ideas, chismes, para no sentirme sola y crearme el colchón que necesito cuando me veo caer. Confieso que ¡Me gusta la cerveza! y además, el mareito que provoca su exceso. ¡Salud por ellas compañeros!

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