martes, 26 de junio de 2012

Medianeras y yo (Parte 1)

"Todos los edificios, absolutamente todos, tienen una cara inútil, inservible, que no da al frente ni al contrafrente, la medianera." 

Cuando se se escribe la palabra 'medianeras' en Google, lo primero que sale son documentos jurídicos de Buenos Aires. Supongo que es porque es un término muy técnico y parece que no compete tanto a los arquitectos como a los abogados de Argentina. Pero medianeras, además de ser un término que antes me importaba poco, es un película de Gustavo Taretto, un director que no conocía hasta ahora.

La película la posteó en mi perfil de Facebook Ceci, una amiga que ahora vive en Canadá, con el cuento que la tenía que ver porque el protagonista era diseñador, vi el trailer y una noche de un martes convidé a Helen a ver la peli en su casa. A ella le gustó, aunque también me dijo que se parecía un poco a 500 days of Summer, y sí es cierto, es una película latinoamericana con toques gringos. En estos días se la recomendé a Mischa, mi amiga brasilera, y se preguntó lo que todos nos preguntaríamos después de verla ¿Dónde está Wally? Sí, Wally, el muñequito que hay que encontrar entre un montón de muñequitos.

La película se trata de dos personas que viven en la era informática y que no se conocen aunque vivan muy cerca el uno del otro, estas son las cosas que traen la tecnología y las ciudades grandes, bueno, las pequeñas también, muchas veces hablo más con mi amigo Milo, que está del otro lado del mudo, que con mi vecina. Ayer me senté con una libreta a copiar frases de la película que me gustaron. Se las dejo aquí junto con la banda sonora y finalmente el trailer para que la vean. Además de que con ella le cogí asco a las piscinas, me gustó mucho.

Frases: 
-La vida la vamos haciendo sin tener la más mínima idea de cómo queremos que nos quede.

-Vivimos (como si estuviéramos) de paso en Buenos Aires.

-¿Qué se puede esperar de una ciudad que le da la espalda a su río?

-Estoy convencido de que las separaciones y los divorcios, la violencia familiar, el exceso de canales de cable, la incomunicación, la falta de deseo, la abulia, la depresión, los suicidios, la neurosis, los ataques de pánico, la obesidad, las contracturas, la inseguridad, la hipocondría, el estrés y el sedentarismo son responsabilidad de los arquitectos y empresarios de la construcción. De estos males, salvo el suicidio, los padezco todos.

-Si mi vida fuera un juego, como el Juego de la Vida, me tocó el frustrante castigo de retroceder 5 casilleros.  

-En un mismo instante perdí la mujer que amaba y la capacidad de volar. 

-Si todo se arreglara cerrando los ojos. 

-¿Hay algo más descorazonador que no tener emails en la bandeja de entrada? 

-Las citas son como los combos de McDonalds. En las fotos todo se ve más rico, grande y apetitoso que en la realidad.

-No puedo dormir, porque no encuentro el interruptor para apagar la cabeza.

-Hola, soy Zuzu, el eslabón perdido entre un peluche y un perro.

-¿Tantos kilómetros de cable sirven para unirnos o para dejarnos en nuestro lugar? 

-A: ¿Eres hombre o mujer? B: Mujer, aunque es un poco amplio, ¿no? 

-Si aún cuando se a quien estoy buscando (Wally) no lo puedo encontrar, como voy a encontrar al que estoy buscando si ni siquiera sé cómo es. 

Banda sonora:
True Love Will Find You In The End by Beck on Grooveshark

Marvin Gaye & Tammi Terrell by Ain't No Mountain High Enough on Grooveshark

Y aquí el trailer: 

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miércoles, 6 de junio de 2012

Mejor que no me pregunten

En Montería abrieron un McDonalds. Se dice que ahora somos más 'ciudad', porque además abrieron un Homecenter, una empresa chilena que vende utensilios para la construcción y abrirán un Buenavista, una marca de centro comercial que ha tenido éxito en Barranquilla y Santa Marta. Y sí, somos más ciudad, somos una ciudad más parecida a otras grandes ciudades extranjeras, pero sólo porque ahora comemos hamburguesas grasosísimas y porque las ferreterías pequeñas tienen la amenaza de desaparecer.

Si abrieran una librería como El Ateneo en Buenos Aires, en la misma esquina del McDonalds, ni que regalaran los libros la fila fuera más larga que la del Auto Mac. Las únicas librerías que existen en Montería son las cristianas, unas jurídicas y las que venden libros que mandan a leer en los colegios, que realmente no son librerías, sino papelerías con unos cuantos libros. Es decir, mayormente la literatura que se lee aquí es por obligación.

Las pocas personas que conozco que leen por gusto, lo hacen a través del programa que tiene la Red de Biblioteca del Banco de la República, que a cualquier lugar donde haya una sede del banco llega un libro de las bibliotecas asociadas (eso confirma que Dios existe). O se van a la calle 37 con 4ta, a un parque donde hay una feria permanente de libros piratas y de segunda, y es ahí donde consiguen las novedades colombianas y los clásicos de la literatura latinoamericana y universal (si es caso). O cuando viajan los compran. En las góndolas ubicadas al lado de las cajas de los supermercados los escritores más populares son Walter Riso y Osho y libros como Quien se ha robado mi queso o Padre Rico y Padre Pobre.

Puedo seguir hablando sobre la falta de lectura de literatura en Montería, pero esa no es la razón de mi texto. Lo que quiero decir, y esto no es nuevo, es que hay varios tipos de desarrollo, algo que no entendieron los europeos cuando llegaron a América. Uno de esos incluye el aumento del consumo y del desperdicio. Si es así, vamos bien. Pero también, desarrollo significa más educación, más conciencia en nuestra relación con el medio ambiente, con las personas, más oportunidades, de empleo y de estudio, por ejemplo, más acciones hacia el bien común, hacia la comunidad, y otras tantas cosas que están muy lejos de copiar malos hábitos y marcas extranjeras. Así que, por favor, ni piensen que Montería es más ciudad sólo porque los gringos ya invadieron el barrio.

Cuando hayan más universidades, más gente asistiendo a clases, cuando tengamos una ciudad más amable y pensemos un poco diferente, cuando las oportunidades no sean para unos pocos, cuando nos arranquemos el clasismo de la piel y miremos hacia la periferia, entonces quizás habremos evolucionado.