sábado, 27 de julio de 2013

Cuando ella habla le brillan los ojos

Mientras la mayoría en Belo Horizonte celebra que el Galo (como le dicen al equipo de fútbol Atlético Mineiro) ganó la Copa Libertadores de América (¡y vaya que celebran!), por aquí ocurren varias cosas. El fin de semana pasado fui a cine a ver Antes de la Media Noche, la tercera parte de una secuencia de películas que grabó Julie Delpy y Ethan Hawke con la dirección de Richard Linklater

Las 3 películas resumen un poco como puede ser la vida en pareja a los 20, a los 30, y a los 40. La primera, Antes del Amanecer (1995) para mí es la más cercana a una película en el sentido de la fantasía, se trata de una pareja que se conoce en un tren, y pasan la noche juntos, la segunda, Antes del Atardecer (2004), ya se vuelve un poco más realista, es el reencuentro de ellos en París después de 9 años, él con un libro y un hijo, ella viviendo en Francia, sin pareja;  y la tercera, comenzando porque la protagonista está gorda y normalmente eso no pasa en las películas, es mucho más real aun, aunque ella se muestra mucho más insegura y neurótica que en las demás.

viernes, 19 de julio de 2013

De qué hablamos las mujeres cuando tomamos café

Es jueves, son las 3 de la tarde, acabé de recibir una llamada de Mar* diciéndome que nos tomemos un café en Juan Valdez a las 5, que le diga a Lena para que vaya con nosotras, que ya habló con Ana y Wana, que salen del trabajo a esa hora y que pueden llegar para hablar un ratico. Me dice que Linterna Verde la llamó para caer donde estuviéramos, le digo que por favor le diga que llegue a las 6, que tengo una cosa urgente que contarle a las cuatro. 

En Juan Valdez a las 5 casi todas las mesas están ocupadas, exceptuando algunas de los rincones que dan para la tienda de ropa que hay al lado. Ese es nuestro lugar favorito. A veces llega un tipo que se sienta diagonal a nosotras, está lindo, no un lindo muy convencional, pero me gusta y lo veo por el rabito del ojo.

lunes, 8 de julio de 2013

Irse

Hablando con una amiga colombiana a la que quiero mucho y que ahora vive en Buenos Aires, me decía que viajar, en muchos casos, es como huir. Yo creo que sí, que muchos de los que viajan están en medio de una fuga, y creo también que no es sólo cuando viajamos que huimos, si no cuando nos vamos, en términos generales.

Esa fuga puede ser dolorosa, no es por nada que Cerati dice que “poder decir adiós es crecer”. Pues irse es desprenderse de la costumbre, es mirar con otros ojos, oler con otra nariz, caminar con otros pies, o tal vez con los mismos pies, pero en otro camino. Y son las nuevas particularidades de ese camino, al que no estamos acostumbrados, las que incomodan al principio.

Ilustración de Helen Martínez

lunes, 1 de julio de 2013

La rueda y el perro

Hace unos días leía en el perfil de Facebook de Zeta, un amigo de Belo Horizonte, que los manifestantes brasileros se parecen a los perros que le ladran a las ruedas de los carros. No es de mi interés hablar de política en blog, a veces me seduce la idea de escribir sobre lo que estoy viviendo aquí en Brasil en relación a las protestas, mi casa queda a 3 cuadras de uno de los lugares predilectos por los manifestantes, sin embargo, desde que empecé a escribir aquí decidí no darle cabida en él a este tipo de temas.

La analogía que Zeta hizo con el perro se me quedó en la cabeza por varios días y ayer, en una charla con cervezas, la enfoqué desde otro punto. Cuando un perro le ladra a la rueda de un carro, lo único que hace (además de ladrar) es correr, ¿qué haría el perro si el carro parara? ¿Morder la rueda? Pedro Guerra, el cantante español, habla en uno de sus conciertos sobre lo que él llama la Ley del Deseo, y dice: "De repente tenemos la sensación de que queremos algo con mucha fuerza, nos volvemos locos por conseguirlo y cuando lo tenemos, se nos quitan las ganas de todo, bueno, de todo todo, no." Ahí está, muchas veces ladramos y corremos detrás de algo pero cuando el algo para, ya no queremos, o no podemos, o lo que sea, morder la rueda. ¿A quién no le ha pasado? Cuando se prueba ya no se quiere o cuando eso está ahí justo al lado, lo rechazamos. En palabras de Drexler, es como si la trama fuera más atractiva que el desenlace.