viernes, 21 de junio de 2013

El circo de la perfección

Cuando era niña participé en varios reinados de belleza que hacían entre mis amiguitas del barrio. Nunca gané uno, ¡ni medio! Mi tía Mary, que era mi preparadora, tipo Javier Murillo en Cartagena, era la que pensaba qué vestido de baño iba a usar, qué vestido de fantasía, qué maquillaje, qué vestido de gala, ella ya estaba cansada de participar en esos eventos porque yo nunca ganaba, llegué a ser virreina, pero nunca reina. Y claro, fue así cómo comenzaron mis frustraciones, a uno le van cultivando esas ganas de ser reina desde que está chiquita y ¿para qué? Para que las que se ganaban la corona e iban detrás de esos sueños terminaran en un posible abrir de piernas a un narcotraficante, y para las que no nos la ganábamos, tuviéramos posibles problemas de autoestima desde temprana edad.

miércoles, 12 de junio de 2013

Cómo no quedarse con una sola historia

Hace dos años viví por unas semanas con una chica de Rusia y otras extranjeras en un internado de niños en el que trabajábamos de voluntarias, estábamos haciendo un intercambio aquí en Brasil. Además de que engordé como 10 kilos, porque la comida era mayormente carbohidratos, aprendí mucho y fue una experiencia inolvidable que aportó incluso a lo que estoy trabajando ahora. Un día antes de salir a dar clases para los niños del internado, todas nos quedamos hablando en la salita de la casa de huéspedes que tenían ahí los curas que estaban a cargo de la institución. R, la chica de Rusia me dijo riéndose: "En Colombia las drogas son fáciles de conseguir. Ustedes deben tener cultivos de marihuana en los patios de sus casas". Una frase cliché que me dio tanta rabia que no supe que responder.

sábado, 8 de junio de 2013

Mis dos mujeres

Esta semana recibí un correo de una amiga colombiana que está viviendo en España. La aprecio mucho porque estudiamos juntas en el colegio y además tenemos muchas cosas en común que nos conectan. El asunto del correo era “Auxilio”. Aquí les dejo lo que me envío:

Querida Matina, te escribo porque no sé qué hacer. Me di cuenta que otra vez dos mujeres habitan en mí. Una es casta y mojigata, ¡La otra es peor que diez Esperanzas Diaz juntas! Imagínate que estoy saliendo con un tipo que semanas atrás me presentó un amigo. Ayer estábamos en su casa y mientras él intentaba quitarme el brassier yo no hacía otra cosa, además de besarlo, que darle codazos. No es que el tipo no me guste, ni tampoco que no bese rico, sus labios y su lengua eran dos mariposas que se paseaban por mi boca con agilidad y sin apuro. La primera vez que lo vi pensé: “Tiene la cara bonita, a lo mejor besa bien”. Antes de besarlo la zafada me daba consejos, pero cuando empezamos la otra apareció en mí, después de un tiempito sentí el sonido de unos pasos que se alejaban, parece que la conservadora se quedaba y la zafada huía sin razones.

domingo, 2 de junio de 2013

Te cielo

De las relaciones prohibidas donde parece que hubo amor hasta el lugar más recóndito del cuerpo y lo que no era cuerpo, fue la de mi abuela. Ella murió hace unos meses. En sus últimos años de su vida le dio alzhéimer, recordaba cosas del pasado lejano y se le olvidaban cosas del pasado próximo, como si había comido o no, quiénes eran sus nietos, en qué ciudad vivía, etc. A mi abuela se le olvidaban muchas cosas pero nunca se le olvidaron los poemas que le dio un novio que tuvo en colegio hace más de 50 años, se los sabía todos ¿Cuántas veces tuvo que leerlos para aprendérselos? A ese novio no lo dejaron casarse con mi abuela porque ella no tenía el mismo estatus social de él, mi abuela no tenía tanto dinero como él. Imagino que mi abuela amaba a mi abuelo, pero nunca tanto como a ese novio. Ella amaba más allá del cuerpo y su amor era tanto que era libre y espontáneo. No me puedo imaginar lo que sentía mi abuela cuando veía a su novio del colegio con la mujer con la que se casó y lo que él sentía cuando la veía con mi abuelo. [Para escuchar uno de los poemas hacer clic aquí]