viernes, 24 de octubre de 2014

¿Qué es estar solo?

Estar solo es sacar las llaves de la cartera, abrir la puerta y saludar a la gente de tu casa con una gran sonrisa cuando por dentro estás más triste que la película “La vida es bella”.
Estar solo es no tener quien rascarte la espalda, ni hacerte un masaje, ni verte un granito que tienes en la oreja.
Es ir a cine solo, y luego dar una vuelta al parque y sentir un mareo como de whiskey al ver tanta gente junta.
Estar solo es aprender a escoger las frutas, las verduras, aprender a cocinarte, es tomar pequeñas (y grandes) decisiones sin consultarle a nadie.
Es ver pasar una noche del viernes con ganas de hablar con alguien y no saber con quien. Es mirar todos los contactos del celular una y otra vez sin escoger un nombre, y quizás intentar un chat en Facebook.
Estar solo es sentirse invencible, y duro, tanto que a la vida le puedes bailar un tango, si es necesario. Y luego darte cuenta que te puedes caer dando la vuelta, que un tacón se puede partir, que no todo está bajo control.
Estar solo es dormir abrazando a tu almohada.
Es conocer mucha gente en la calle, pero ninguna que te acompañe al dentista cuando tienes dolor de muela.
Estar solo es tomarte café con un libro y de vez en cuando un mensaje en el Whatsapp.
Es bailar solo frente al espejo.
Estar solo es salir a la calle con una ropa que te queda horrible, o con un maquillaje mal hecho.
Es sentir tanto silencio que escuchas la televisión del vecino.
Estar solo es querer un gato, o un perro.
Es no tener más opciones en Netflix.

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lunes, 20 de octubre de 2014

Camas y no-camas (II parte)

Yo en las Escadarias de Rio de Janeiro en Lapa!
En estos últimos meses he viajado más de lo normal: Rio de Janeiro, Bogotá, Montería, Coveñas, Medellín, Porto Alegre, Gramado y otra vez Rio. Tomé más de 15 vuelos en un período de 80 días, mas o menos. Estuve varias horas en varios aeropuertos, incluso dormí en el piso del aeropuerto de Rio y regresando de Colombia, dormí en el aeropuerto de São Paulo, esta vez unas horas en un hotel y otras en un sillón de Starbucks. Con esto, como es de esperarse conocí muchas no-camas, y entre ellas mucha gente nueva. 

Las no-camas las encontré por medio de Airbnb, una plataforma virtual que le da la posibilidad a cualquier persona de 196 países de alquilar un cuarto o una vivienda. Es una de las tantas plataformas que están dejando que cualquier persona brinde productos o servicios que antes eran ofrecidos por especialistas. Todo el que tiene un carro se volvió taxista con Uber, todo el mundo puede vender cosas usadas con Mercado Libre, OXL, enjoei.com en Brasil, todo el mundo puede ser hotel con Airbnb. Es una dinámica que se llama “consumo colaborativo”, “sharing economy”, o “peer economy”. De las ciudades en las que he estado estos últimos meses utilicé Airbnb en 3: Gramado, Porto Alegre y Rio. Y después de vivir esta experiencia me prometí no quedarme otra vez en un hotel, a no ser que sea absolutamente necesario.