A comienzos del año pasado, mas o menos por estos días estaba en el Tayrona con algunos amigos, tomando té de coca, jugando UNO, disfrutando el mar de fondo, el cielo estrellado y siendo feliz. En el paseo dijimos que haríamos una segunda parte este año, pero son muchas cosas las que pasan en un año, y por razones que no caben aquí, aún no hemos ido, y no veo planes de ir. En un año, como leí ayer en una imagen en Facebook, mucha gente entra, deja o se queda en tu vida. Muchas cosas pasan, el tiempo es una gran incubadora de todo tipo de cosas. Y un año es suficiente para cambiarlo todo.
Mis amores son otros, mis sueños son otros, mis pies son otros, mi lengua es otra, mi mente también. Todo lo que viví este año lo llevo a cuestas y paradójicamente eso lo va cambiando a uno. Algunas cosas la he olvidado, otras las llevo muy presentes y así voy construyendo año tras año, esto que soy. Este año que pasó viajé más de lo que pensaba, en el momento en que el menos planes de viajar tenía, más aviones me tocó coger, y no sólo aviones, también buses, carros, y hasta mis propios pies. Conocí gente me ha enseñado mucho, otras que han sido ejemplo, ejemplo de lo que debo y no debo hacer, tal vez un contraejemplo, gente que es mejor no recordar y gente que se ha robado mi corazón inexplicablemente.
La vida es un camino para aprender a ser mejor persona, para aprender a cuidarte, para tener dignidad, para al final enseñar eso que aprendiste. Un camino que se te va tatuando en la piel, en la razón y en el corazón, para hacerte cada vez más fuerte, para darte cada día más carácter, para decidir si debes ser malo o bueno dentro de tanta cosa, para romper las reglas, para saber si lo que te enseñaron de chiquito está cierto, para encontrarte. La vida sin reflexión, no es vida. De nada sirve ir por ahí andando, sin detenerte, sin hacer un alto en el camino, y pensar, tal vez arrepentirte, y seguir, tampoco pensando demás. Los comienzos de año son un buen momento para eso. En el ir y venir del año todo va muy rápido, sin decir que es imposible parar.
Por lo que veo no iré al Tayrona, lo que me imaginaba para este año, ya comenzó diferente. Y puedo decir que así sucederá todos los años. Puedes tener una idea de lo que pasará, pero nunca lo sabrás con detalles. Seguiré mi camino, ganando callos en los pies y peso en la espalda, ya veremos lo que trae este nuevo año.
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